El fin de semana de atrocidades arbitrarias se encendió con la Juve Salernitana y un último partido sin lógica alguna
En breve, Juve Salernitana tenía muy poco de “normal”. Desde un punto de vista técnico, arbitral pero también y sobre todo a nivel psicológico y anímico.
Imposible no empezar desde el final y desde el episodio en plena recuperación que enfurece a la afición juventus. Anulación del gol de Milik que contrasta plenamente con el espíritu del juego de fútbol (como de hecho es la expulsión de Leao en el Sampdoria-Milan) porque es demasiado evidente que la posición de Bonucci no afecta ni la actitud de los defensores, ni la inmovilidad de Sepe que nunca, jamás hubiera llegado sobre el cabezazo del polaco, burlado sin lógica deportiva alguna con la segunda amarilla por el júbilo sin camiseta.
Pero aún más increíble es la Candreva “Amarillo”, que quizás mantiene a Bonucci en el partido sin que el VAR se dé cuenta (y hablando del VAR, además del penalti de Bremer sobre Piatek no reconocido en los primeros minutos, en Lecce y Bolonia otros dos episodios que minan su credibilidad). Si es así, sería sensacionalista e inaceptable. Casi como el tumulto que alarga el partido hasta el minuto 102, con demasiados jugadores perdiendo la cabeza (Facio y lo desastroso cuadrado ante todo).
Ah sí, entonces también habría de qué hablar sobre la espléndida actuación del Salerno de Nicolás, demasiado coqueto al arriesgarse a perder una carrera que merecía ganar. Y claramente uno Juve inobservable en la primera fracción, salvada sólo por el personaje. Pero el orgullo por sí solo no puede ser suficiente para ganar el Scudetto.
