Al presidente de LaLiga, Javier Tebas, se le han atribuido muchos adjetivos durante sus años al frente, pero últimamente, amistoso probablemente no sea uno de ellos.
Tebas se ha estado haciendo enemigos en el fútbol europeo en los últimos años, después de Manchester City y Paris Saint-Germain por incumplimiento del juego limpio financiero. En España está en una constante batalla de palabras con Florentino Pérez del Real Madrid y Joan Laporta del Barcelona.
Su última víctima fue la Juventus. Después de que la junta directiva y el director ejecutivo de La Vecchia Signora, Andrea Agnelli, renunciaran el lunes debido a una investigación sobre irregularidades contables, Tebas pidió a la UEFA que impusiera sanciones contra ellos.
El controvertido presidente de la FIGC, Gabriele Gravina, dijo a los periodistas el jueves que Tebas debería ocuparse de sus propios asuntos, según Football Italia.
“Creo que es inoportuno recibir ataques gratuitos de alguien que debería mirar lo que está pasando en casa”.
Gravina bien puede estar refiriéndose al hecho de que Barcelona, Real Madrid y Atlético de Madrid están lejos de ser limpios en su historia. Los tres también tienen deudas significativas.
Si bien Gravina tiene un punto válido, muchos también entenderán la frustración de Tebas. El poder de la UEFA se ha visto socavado en los últimos años por el hecho de que aquellos que infringen sus reglas rara vez reciben un castigo significativo.