En el balance de la primera jornada de la Serie A también notas dolorosas: sobre todos los sensacionales desmanes de DAZN y el VAR siempre en el centro de la polémica
En el centro del visor en este insolente Una liga de agosto también y sobre todo DAZN Y VAR. Las siglas de discord ya han hecho hervir la sangre de todos los aficionados. Y desde hace unas semanas casi nos habíamos olvidado de las desgracias que puntualmente volvieron a azotar el campeonato.
La situación ligada a la cadena de streaming es bochornosa, una eterna start-up que no parece querer saber de hacerse grande. Extrema dificultad para ver los juegos, enlaces de emergencia enviados a los usuarios por correo electrónico, audio que va y viene, protestas no solo en Italia sino también en áreas impensables del globo. Con la bajada al campo de la Lega Serie A, asociaciones de consumidores y políticos de todo tipo disertan sobre el tema.
Un colosal agujero en el agua después de los mil apuros y varias ineficiencias propuestas en los últimos años. En definitiva, los comunicados de disculpas ya no pueden ser suficientes para millones de usuarios que han visto como se encarecen los costes también para esta temporada.
Pero, junto a DAZN, la pesadilla igualmente real y concreta de los fans está ahí. VAR. Levanta la mano si tienes claros los límites de tu intervención y levanta las dos si has entendido de una vez por todas cuándo es penalti y cuándo no.
Porque algunos episodios del primer día ya han sido una contradicción: empezando por Juve-Sassuolocon los contactos Muldur-Alex Sandro y Ferrari-Vlahovic que, lógicamente, podrían haber sido pitados fácilmente en sentido contrario.
Sin mencionar la red cancelada en Caputo en Sampdoria-Atalanta por un visionario detenido en el desmarque sobre Maehle (mientras que Dzeko tiró mucho más notoriamente en el área de Lecce no se consideró) o el gol anulado al Ounas que, aunque absolutamente irrelevante, clama venganza por la supuesta obstrucción de Zerbin a Montipò.
Así como discutió y no poco el rigor asignado a Milán. Calabria resbala con torpeza y va a mordisquear un Soppy estirado en un split para contrarrestar el temido disparo de los rossoneri. Contacto inevitable, pero el VAR acaba premiando el grosero error técnico del capitán del AC Milan. En el espíritu y la dinámica del fútbol, un penalti sin arte ni parte. Como nuestros árbitros, en cambio, ampliamente justificables en errores sobre el terreno de juego pero impresentables en mirar el monitor y entender el sentido del partido.
